Tema del Mes > Septiembre 2019

Nota: Lo invitamos a participar, enviando a nuestro E-Mail
sus comentarios respecto al Tema del Mes y Temas de Meses anteriores,
que con gusto haremos llegar a los autores respectivos.


Editorial Fata Morgana se une a todos los grupos de mujeres y hombres que piden respeto, no agresión, no destrucción, a lo femenino.

Y cuando hablo de femenino incluyo a la mujer, a la joven, la niña, la madre, la abuela y, sobre todo, a la Naturaleza, arquetipo femenino por excelencia.

Esta destrucción que se hizo del Amazonas representa una vez más la voracidad titánica, que está contra la vida, el arte, el amor.

Al respecto, nuestra constante lectora y colaboradora, la profesora Leticia Serrano Méndez, nos comparte este mes su reflexión sobre la violencia hacia lo femenino; y así como ella, estoy segura que muchas y muchos de ustedes tendrán su propia visión, experiencias, sentires y pensamientos, que les invito a compartilrlos en este espacio.

Dra. María Guadalupe Abac Archundia
Septiembre de 2019
   
   
Pensando en voz alta (o, la punta del iceberg).
por Leticia Serrano MéndezFlag Counter


Pensar en lo femenino agredido y violado
me remite invariablemente a la serie de experiencias
que los cuerpos y las vidas de las mujeres hemos pasado.



De los cómos y los dóndes.

Son múltiples las experiencias y características de estas agresiones: desde el exhibicionista que sigue a las niñas a la salida de la escuela para mostrar sus genitales o estaciona su carro donde un grupo de ellas juega, o aquel que aborda a las jóvenes en la parada del camión, al cruzar una calle, en el transporte público, en la oficina, el parque o en la biblioteca, sí, en la biblioteca, hasta aquel abuelo, tío o primo que también lo hace.

Forman parte de esta experiencia las palabras obscenas con referencia a ciertas partes del cuerpo, los “piropos”, los chiflidos, todos esos comentarios que resultan intimidatorios; que decir de los repegones, tocamientos, manoseos, aquellos abrazos y besos que nunca se pidieron y son tomados por la fuerza. La irrupción violenta a nuestra intimidad, aquel sujeto que nos ve, toca o penetra valiéndose del engaño o la fuerza física. Están también aquellos que desaparecen a las jóvenes, y, por último, quienes las matan, dejando a sus familias y seres que les aman con un tremendo dolor, rabia e impotencia. Irónico, muchas mujeres crecimos con el mensaje de “búscate un hombre para que te proteja”, ¡y pues nada! de acuerdo a los registros el principal homicida resulta ser el esposo, pareja, expareja o novio.

Algunos cuántos.

Datos nada alentadores, de acuerdo a la revista Forbes, México es de los 20 peores países para ser mujer; el INEGI reporta que dos de cada tres mujeres de 15 años o más han padecido por lo menos un incidente de violencia en su vida. De las violencias más frecuentes destaca la sexual con un 34.3 por ciento, ya sea por intimidación, acoso, abuso o violación. De mil denuncias de violencia sexual contra niños y niñas sólo una llega a condena.

Se estima que del total de personas desaparecidas en el país, 9000 son mujeres; en palabras de la fiscal especializada en personas desaparecidas en Jalisco, “hay ocasiones donde se reportan hasta 17 desapariciones por día”. A nivel nacional en lo que va del año han sido asesinadas 1835 mujeres.

La relación donde ocurre más violencia es en la pareja, el segundo ámbito son los espacios públicos como la calle, el parque y el transporte público.

El peso de la cultura.

En el mundo, y nuestro país no es la excepción, la violencia hacia las mujeres es uno de los temas que más se han abordado gracias a la presión ejercida por el movimiento amplio de mujeres. En México, desde la década de los setenta se ha trabajado de manera sistemática en la creación de leyes, reglamentos, programas, protocolos de actuación, capacitaciones al funcionariado, etc. para tratar de abatir este problema. Los esfuerzos hasta ahora han sido insuficientes, en especial en la procuración de justicia, y, hay que decirlo, en el cambio cultural.

Históricamente han existido cuerpos y vidas que importan más que otras: las personas blancas sobre las de “color”, los libres sobre los esclavos, las personas ricas sobre las pobres, los hombres sobre las mujeres… Se ha esperado de estos segundos, obediencia, servidumbre, sumisión.

Pienso, por ejemplo, para el caso de las mujeres, cuántos de estos preceptos han sobrevivido durante siglos y siguen retumbando, velados en ocasiones, y en otras no tanto, en nuestras psiques:

En el cosmos hay un principio bueno, que ha creado el orden, la luz y al hombre, y un principio malo, que ha creado el caos, las tinieblas y a la mujer." (Pitágoras)

"La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades." (Aristóteles)

"El dominio masculino es indispensable para que los hombres puedan apropiarse del producto de la fecundidad femenina.” (El Corán)

Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocaré será inmundo hasta la noche. Todo aquello sobre que ella se acostaré mientras estuviere apartada será inmundo…" (LEVITICO 15:19 y 20)

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.” (DEUTERONOMIO, 21:11-14)

Las mujeres no deben ser iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser segregadas, ya que son causa de insidiosas e involuntarias erecciones en los santos varones.” (Tertuliano. Padre de la Iglesia y teólogo)

Como estos podríamos citar a muchos filósofos, teólogos, escritores, políticos, servidores públicos, ciudadanos, etc. cuyos pensamientos o postulados sobre las mujeres giran en torno a lo antes dicho. Y lo más preocupante, que sus actos giran en torno a sus pensamientos, con las consecuencias que muchas conocemos.

Lo interiorizado.

En una sociedad violenta es difícil que las personas no hayamos interiorizado algo o mucho de esas violencias.

Siempre que me ocupo de este tema es invariable voltear hacia adentro y preguntarme:

¿Cómo me agredo a mí misma y a mi cuerpo? ¿Qué características tienen esas violencias? ¿Qué aspectos de mi vida desaparezco? ¿En qué ocasiones violo mi ser, mis principios, mi seguridad? ¿Qué es lo que estoy matando en mí?

Nuestros cuerpos importan, nuestras vidas también.

Material audiovisual (
hay mucho, pero este me gusta porque es corto y didáctico).



Leticia Serrano Méndez
Septiembre de 2019Flag Counter

LogoSmall