Tema del Mes > Enero 2009


Algunas reflexiones de fin de año.
 Dra. María Abac Klemm


Para Editorial Fata Morgana, el 2008 fue un año de concienciación de la muerte natural -con despedidas de gente querida- y de la violencia social y lo titánico contemporáneo. Pero también hemos dado la bienvenida a nuevos y valiosos colaboradores, lectores y contactos del mundo junguiano (en España, Sudamérica y México, principalmente).

Están entre los colaboradores cercanos a quienes deseo hacer un reconocimiento especial, por su labor en este período (citados en el orden que recuerdo ahora, todos de igual importancia y temiendo olvidar mencionar involuntariamente a alguien): Patricia Ortega Henderson, Luis Audiffred Pinedo, Felipe Omaña Sánchez, Daniel de Laborde Yturbe, Margitta Schöeler, Georgina Robles, Juan Carlos Rodríguez Leal, Jorge Luis Vázquez Ochoa, y por supuesto de nuestro colaborador permanente, el Dr. Paul Brutsche.

2008 significó para la editorial una nueva etapa de creación, ya que después de un año de receso editorial pudimos publicar el libro "La personalidad velada", y estamos ya muy avanzados en la edición de otro nuevo: "El alma vacía y el erotismo insustancial", del doctor Adolf Guggenbühl-Craig† (como un homenaje póstumo a quien me enseñó tanto acerca del mundo de la psique, en esas pláticas al mejor estilo de la antigua Europa: "En el goce de cocinar las ideas acompañados de una sabrosa comida y una buena copa de vino.")

Acerca de lo concienciado en el año sobre la violencia social, sobre el mundo titánico, sincrónica o coincidencialmente el Dr. Javier Castillo Colomer, analista junguiano español, me hizo llegar un ejemplar de su reciente publicación: "De lo dionisiaco a lo demoníaco", que va mucho con una de mis preocupaciones: el aspecto de Dionisos y el diablo. ¡Gracias Javier, y a su editora Elena Diez de la Cortina, por ese hermoso regalo!

El alto estrés que sufre actualmente el Ser Humano, debido a la forma titánica contemporánea de ¡lograr, lograr, lograr!… ¡alcanzar, alcanzar, alcanzar!, y las dificultades provocadas por los estrechos y sobrepoblados tiempos y espacios contemporáneos, vuelven toda nuestra atención hacia lo material titánico y dan un lugar secundario al espíritu. Abrimos en esta forma campos o veredas hacia el mal, ya sea físico (el estrés y la enfermedad), emocional (desconecte con nuestras emociones), psíquico (la no relación con el espíritu y el no hacer alma). Compensamos con aspectos primitivos de las religiones o con la magia; nos adherimos a las "nuevas" religiones occidentales (que resultan intelectualismos y no realidades de alma, ya que no están bien integradas con nuestras raíces); o, fanáticamente, nos aferramos a creencias como: "Piensa positivo y todo va a ir positivo", "Lo que no mata te hace fuerte", "Hay que sonreír a costa de lo que sea".

Entrar en el aspecto titánico es despedazar lo dionisiaco en nosotros; el enojo, el rencor, el resentimiento, generados por la frustración de no poder obtener lo "grandioso" material -los titanes actuales-, aunado a un espíritu débil y descuidado, y a un alma vacía, imposibilitan asimilar las experiencias negativas como un aprendizaje que nos ayude a mejorar; solo alimentan más enojo, más rencor, más resentimiento, incluso generan odio, que impulsan a mayor destrucción del gozo -lo dionisiaco.

Lo titánico nos vuelve desagradecidos. Nos pasamos pidiendo a Dios o a los santos o la virgen, en la magia blanca o negra, etc., ¡no importa a quien sea!, que nos proporcionen "MÁS". Yo siento que el primer paso para salir del aspecto titánico contemporáneo es aprender a ser agradecidos con lo que hay y lo que tenemos, y no poner el énfasis en lo que carecemos. Dejar de lado el aspecto heroico, aprender a disfrutar los pequeños goces diarios: en lo sensual, lo corporal, lo que complace nuestra alma y espíritu. Dejar de aspirar en forma titánica, voraz, a "grandes cosas y logros": casas, coches, viajes, éxitos, adquisiciones, negocios, ganancias, prestigio, etc., ¡grandes, grandes, grandes!… ¡olvidando que en lo pequeño está lo importante!, así como cada grano de arena hace una playa. Cuando damos enormes zancadas por la vida, en busca de lo que provoca que los otros nos envidien y admiren, se pierde el contacto con lo humano-divino en nosotros y contactamos lo humano-titánico. Me viene a la mente la película "Citizen Kane", de Orson Welles, que ejemplifica este aspecto titánico. Para cubrir la herida de amor, acumula poder, dinero, objetos, pero en su crueldad, enajenado y ajenado, ¡olvida al amor y encuentra sólo vacío!

Hace mucho aprendí a ser agradecida con mis maestros; después aprendí también que con nuestros colaboradores, empleados, hijos, etc., en general con todos aquellos que, en la jerarquía social, están por debajo de nosotros, igualmente debemos ser agradecidos… ¡agradecer ennoblece el alma y estimula la lealtad y creación!

Otro aspecto de lo titánico es que nos hace ser poco amables, gentiles, con el mundo, incluso con nosotros mismos. Una alumna mía decía: "No tenemos tiempo de saludar a los amigos, de escucharlos, de darles atención a nuestros hijos, compañeros, colaboradores; a veces se van, mueren, y con pena nos damos cuenta de que no pudimos decirles cuánto los queríamos ni ser agradecidos con ellos."

En lo personal, una de las enseñanzas de estos años es la gentileza, la amabilidad, hacia el prójimo. Más que recibir amor, lo que cura la herida del amor es ¡dar amor! Debemos aprender a cuidar y darle amor al cuerpo, alma, espíritu, amigos, familia, a quienes nos ayudan y colaboran con nosotros.

El Ser Humano se desarrolla en constante tensión entre diversos opuestos, por ejemplo: lo animal y lo divino, lo titánico y lo divino, etc. La tarea de nuestro proceso de individuación, o de hacer alma, es humanizar estos opuestos y evitar identificarnos con alguno de ellos.

¡Les deseo un buen año 2009!

Editorial Fata Morgana
Dra. María Abac Klemm
31 de diciembre de 2008

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